La escasez de recursos económicos en América Central provoca que los diferentes grupos de la sociedad compitan por la obtención de los recursos y servicios, tales como atención médica, vivienda adecuada, pensiones, alimentación, etc., y la factibilidad de acceder a los mismos dependerá, en gran medida, de la posición social de cada grupo y de su fuerza organizacional. Dentro de la población centroamericana, y dado ese contexto, existe un grupo, la llamada tercera edad, que son directamente proporcionales al desarrollo de Centroamérica. Así, por una parte, el aumento del porcentaje de personas mayores de sesenta años es consecuencia del mejoramiento en la nutrición, atención médica, crecimiento de la fecundidad en años anteriores, disminución de la mortalidad y, en general, mejoramiento en las condiciones de vida. Pero, por otra parte, ese mismo crecimiento del porcentaje de personas mayores de sesenta años amenaza el desarrollo socio-económico de la región al desviar los escasos recursos de los proyectos de crecimiento económico hacia los programas de atención médica y pensiones. Por ello, Dent señala que la mejor solución a esta contradicción es la participación de la población de la tercera edad en el proceso de desarrollo, en la medida en que se les brinde la oportunidad de prestar servicios (laborar) a la comunidad. RCH/mb