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La Huelga de julio selló la transición / Xavier Gorostiaga

Por: Tema(s): En: número 68; páginas 12-13 En: Centro Ecuménico Antonio Valdivieso AmanecerResumen: Con el resultado de las elecciones, Nicaragua quedó como un país confundido en la medida de que no se esperaba este resultado. La huelga realizada en julio de 1990, definió el crácter político y social de estas elecciones, reubicando a los grupós sociales y su correlación de fuerzas, donde se dejó clara la necesidad de un diálogo nacional para redefinir un consenso amplio que consolide la paz y permita comenzar con la reconstrucción del país. Se señala al nuevo gobierno como un bloque de empresarios neoliberales, que buscan la reconstrucción en forma pacífica del país, limitando el enfrentamiento político con el sanidnismo, al marco constitucional aceptado por ambas partes. Se enfatiza en que el país estuvo al borde de una guerra civil, pero el ejército y la policía evitaron la confrontación final, empleando la convicción más que la represión e iniciando un desarme de la población civil. Con la huelga se pusieron de manifiesto la existencia de dos polos antagónicos que aún existen y que son irreconciliables, por una parte el Comité de Salvación Nacional encabezado por el Viceporesidente de la República, Virgilio Godoy a la Presidencia de la Asamblea a un sector del gabinete, a los empresarios y a varios partidos de la coalición UNO. Por otra parte, se encuentran los sectores sandinistas y la izquierda ortodoxa, que no aceptan la derrota electoral y buscan la desestabilización del gobierno, manipulando el descontento popular creado por las medidas de ajuste económico. La Presidenta Violeta de Chamorro, ante tal situación, rechazó la ayuda militar extranjera y condenó al grupo disidente. La Iglesia Católica por su parte, parece inclinarse más a favor del grupo disidente, ya que acogió a miembros de la contra en el Seminario Arquideocesano. Concluye enfatizando en la necesidad de un diálogo de reconciliación nacional, para el bienestar del pueblo nicaraguense. OB/MR
Tipo de ítem: Publicaciones periódicas
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Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación REV0018 (68) 1990 (Navegar estantería(Abre debajo)) Disponible 07688

Colección Centroamérica

Con el resultado de las elecciones, Nicaragua quedó como un país confundido en la medida de que no se esperaba este resultado. La huelga realizada en julio de 1990, definió el crácter político y social de estas elecciones, reubicando a los grupós sociales y su correlación de fuerzas, donde se dejó clara la necesidad de un diálogo nacional para redefinir un consenso amplio que consolide la paz y permita comenzar con la reconstrucción del país. Se señala al nuevo gobierno como un bloque de empresarios neoliberales, que buscan la reconstrucción en forma pacífica del país, limitando el enfrentamiento político con el sanidnismo, al marco constitucional aceptado por ambas partes. Se enfatiza en que el país estuvo al borde de una guerra civil, pero el ejército y la policía evitaron la confrontación final, empleando la convicción más que la represión e iniciando un desarme de la población civil. Con la huelga se pusieron de manifiesto la existencia de dos polos antagónicos que aún existen y que son irreconciliables, por una parte el Comité de Salvación Nacional encabezado por el Viceporesidente de la República, Virgilio Godoy a la Presidencia de la Asamblea a un sector del gabinete, a los empresarios y a varios partidos de la coalición UNO. Por otra parte, se encuentran los sectores sandinistas y la izquierda ortodoxa, que no aceptan la derrota electoral y buscan la desestabilización del gobierno, manipulando el descontento popular creado por las medidas de ajuste económico. La Presidenta Violeta de Chamorro, ante tal situación, rechazó la ayuda militar extranjera y condenó al grupo disidente. La Iglesia Católica por su parte, parece inclinarse más a favor del grupo disidente, ya que acogió a miembros de la contra en el Seminario Arquideocesano. Concluye enfatizando en la necesidad de un diálogo de reconciliación nacional, para el bienestar del pueblo nicaraguense. OB/MR

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