La relación entre la migración y el desarrollo socioeconómico de los países y regiones de origen ha dado lugar a controversias y a diferentes balances según las escuelas teóricas. Con el fin de decidir entre estas perspectivas en competencia, es necesario distinguir entre la composición del capital humano de los diferentes flujos migratorios, su duración y su importancia estructural y su potencia de cambio. El artículo combina la discusión teórica con una tipología que intenta aclarar en qué condiciones la migración puede tener efectos sobre el desarrollo y en cuáles consecuencias serían contrarias al avance de las comunidades y los países de origen. Se discuten también las implicaciones políticas de este análisis, en articular el rol de los gobiernos en las naciones de origen y las receptoras. La investigación evidencia que no hay contradicción entre transnacionalismo activo y una exitosa incorporación social y política de los inmigrantes permanentes en los países receptores. Los gobiernos de los países receptores deberían seguir los conocimientos científicos, trabajando en paralelo a los caminos ya trazados por el transnacionalismo productivo autogestionado de muchos expatriados. Los países de origen deberían seguir una línea de acción guiada por el potencial de desarrollo a largo plazo d la migración y no por las consecuencias económicas a corto plazo.

Rose/01082013