El autor plantea que históricamente los grupos de poder económico centroamericanos han ejercido una influencia significativa en las sociedades y economías latinoamericanas, como consecuencia de la creciente presencia regional, su influencia se ha expandido desde el ámbito nacional al regional. Y que esto ha sucedido en el contexto de un debilitamiento del Estado, de los partidos políticos, de las clases medias y de las organizaciones laborales y sindicales, que en un sistema democrático sirven de contrapeso al poder empresarial