Colección Centroamérica

Con la campaña electoral en su clímax y a dos años de firmados los acuerdos de paz de Chapultepec, en materia agraria, los compromisos adquiridos por el gobierno salvadoreño siguen sin cumplirse a pesar de que fue una de las principales causas para que se diera el conflicto armado. El programa de transferencia de tierras, establecido en los planes de paz, se vio afectado por la limitada capacidad de los firmantes para medir la complejidad del proceso de transformación agraria. El traspaso de tierras es un proceso lento, sobre todo en el caso salvadoreño, entre otras cosas porque los registros territoriales y catastrales no se actualizan desde hace muchos años, además de que por causa de la guerra existe un gran porcentaje de población sin documentación legal. Ante la imposibilidad de cumplir con los plazos fijados ONUSAL propuso crear una Comisión Especial Agraria por medio de la Comisión para la Consolidación de la Paz (CEA-COPAZ), para verificar, a partir de junio de 1993, las propiedades, tenedores y beneficiarios del programa. Con ello se delimitó el proceso de transferencia en tres fases que beneficiarían a un máximo de 47.500 salvadoreños, pero el proceso es muy lento, con lo cual se ha creado un gran descontento entre los posibles beneficiarios que claman porque éste se lleve a cabo a un ritmo más acelerado. Es necesario una mayor voluntad de todas las partes involucradas en el proceso tanto de los representantes de la guerrilla y de los ultraderechistas, como del gobierno, a fin de agilizar el proceso y mejorar en alguna forma la situación de tantos salvadoreños sin tierra. OB/LOB