Las políticas económicas aplicadas tanto por el FMI, como por el Banco Mundial, han sido insuficientes para resolver el problema de la deuda y el desarrollo y más bien han profundizado la problemática del atraso y la pobreza. Por su parte, las políticas populistas han llevado a desequilibrar el antiguo modelo de desarrollo, con lo cual se ha provocado una crisis en la balanza de pagos, una hiperinflación y ha abierto el camino a la aplicación de las políticas neoloberales. Se analiza la posibilidad de estructurar una política económica democrática y soberana, en donde se afirme la defensa de la soberanía en la definición de la política económica, rechazando por completo las políticas que vienen desde afuera. Luego se ahonda en la planificación utilizando un mercado democratizado, se dice que la propuesta deberá adecuarse a una realidad en la que el peso de los productores independientes haya aumentado sustantivamente y donde existan otras relaciones de trabajo. Luego se señala que para superar la pobreza y satisfacer las necesidades básicas, se debe evitar la gran acumulación por parte de las grandes empresas asímismo, lo primero que anteponerse al momento de establecer la política económica son las necesidades de las mayorías y ordenar, en función de ese criterio el conjunto de la economía, buscando la manera de crear un sistema económico que eleve los ingresos de los trabajadores. Seguidamente se ahonda en la necesidad de un modelo basado en la potenciación de las fuerzas productivas internas, utilizando el desarrollo tecnológico propio, capacitando a su vez a la fuerza laboral y modernizando las relaciones de trabajo. Finalmente se menciona la integración latinoamericana y tercermundista, la cual es un paso indispensable para América Latina si quiere alcanzar su desarrollo; sólo en conjunto se puede negociar un nuevo orden internacional. OB/ALJ