Las políticas económicas predominantes en los últimos años en América Latina, favorecen claramente a la gran empresa y a la agricultura comercial de exportación. Estas políticas desestimulan la producción campesina de granos básicos y otros productos alimenticios para el mercado interno, a la vez que bloquean la participación campesina en las nuevas oportunidades que ofrece el mercado internacional. Ello tiene como consecuencia el incremento del proceso de marginación del pequeño productor, el cual ha visto deteriorarse seriamente sus condiciones de vida, peligrando con ello la seguridad alimentaria de diferentes países, lo que torna aun más problemático la vida de los pobres. Por ello se enfatiza en la necesidad de poner en marcha un modelo de desarrollo que estimule la participación de los sectores rurales más pobres y marginados, con el fin de que tengan una base económica segura y justa, a la vez, es punto importante para una economía sana y sólida. Impulsar un modelo campesino, como respuesta al modelo neoliberal es lo que se expone, pero se reconoce la carencia de voluntad política para ello, de manera que el problema existente no es la falta de alternativa, sino de la voluntad política para poner dichas opciones en práctica. OB/LOB