El análisis revela una serie de dinámicas que afectan tanto al medio ambiente como a las comunidades locales. La expansión de la actividad minera en esta región ha generado preocupaciones significativas relacionadas con la degradación ambiental, la alteración de los ecosistemas y la afectación de las fuentes de agua. Además, las comunidades locales enfrentan desafíos en términos de desplazamiento, pérdida de medios de vida tradicionales y cambios en las estructuras sociales. La interacción entre las empresas mineras y las comunidades ha sido compleja, con tensiones derivadas de la percepción de beneficios económicos limitados para la población local frente a los costos ambientales y sociales. Este fenómeno se enmarca en un contexto más amplio de políticas de desarrollo que promueven la explotación de recursos naturales como motor económico, a menudo sin una adecuada consideración de las implicaciones sociales y ambientales. Es esencial abordar estos desafíos mediante la implementación de políticas que equilibren el desarrollo económico con la protección ambiental y el respeto a los derechos de las comunidades locales, promoviendo prácticas mineras sostenibles y una participación efectiva de la población en la toma de decisiones. RAR