Este libro examina cómo Costa Rica pasó de tener elecciones plagadas de fraude a convertirse en una de las democracias más estables de América Latina. Fabrice Lehoucq e Iván Molina analizan más de mil denuncias de manipulación electoral entre 1889 y 1948 para demostrar cómo los partidos políticos utilizaron el fraude como herramienta de competencia. A través de reformas institucionales graduales, impulsadas por conflictos y negociaciones, se logró establecer un sistema electoral confiable. El estudio combina historia política, análisis institucional y datos empíricos para explicar cómo la presión interna y las reformas legales transformaron el sistema político costarricense. Es una obra clave para entender la relación entre fraude, reforma electoral y democratización.