La cuestión de la emigración masiva de Centroamerican@s hacia el norte/
Mendoza, Breny
La cuestión de la emigración masiva de Centroamerican@s hacia el norte/ - páginas 86-95
Las recientes manifestaciones de inmigrantes en Estados Unidos exponen la profunda interdependencia económica entre EE.UU., México y Centroamérica, sustentada en la mano de obra barata centroamericana crucial para la competitividad global. Este fenómeno ha dado lugar a un nuevo actor político, el "ciudadano transnacional" indocumentado, y simultáneamente ha exacerbado la ansiedad en sectores estadounidenses que perciben la inmigración como una "invasión" con graves consecuencias económicas, sociales y culturales. A pesar del foco mediático en los mexicanos, la participación masiva de centroamericanos subraya una problemática compartida.
La emigración masiva centroamericana se inscribe en el contexto del modelo económico neoliberal promovido por EE.UU. desde los 80s, basado en la apertura comercial, la exportación y la oferta de mano de obra barata. El CAFTA, a diferencia del NAFTA, omite cláusulas sobre movilidad laboral. La inmigración ilegal es un asunto bilateral, internacional y global que demanda una negociación intergubernamental entre países exportadores e importadores de trabajadores.
Los gobiernos centroamericanos, aunque sin una política formal, han dependido tácitamente de la sobreoferta de mano de obra barata, como lo evidencia el modelo de la maquila y la dependencia de las remesas. Este modelo expone desproporcionadamente a las mujeres a la sobreexplotación laboral tanto en la maquila como en la migración, donde enfrentan mayores riesgos y abusos. El trabajo doméstico femenino centroamericano en EE.UU. contribuye a una imagen de Centroamérica como naciones "domesticadas", con un estatus global inferior. La maquila no mitiga la migración, sino que puede desplazar población rural, creando una reserva urbana de mano de obra barata y flexible, generando desempleo masculino y tensiones de género. Al basarse en salarios bajos, la maquila deprecia el valor del trabajo y no genera suficientes empleos, funcionando como una venta indirecta de fuerza laboral a EE.UU. a precios ínfimos. Este modelo económico también ha contribuido al auge de las "maras", el femicidio, la violencia de género, el tráfico de personas y la explotación sexual infantil en Centroamérica.
La demanda estadounidense de mano de obra barata, dócil y flexible es un motor fundamental de la migración. Medidas punitivas y muros fronterizos no detendrán este flujo, sino que lo harán más peligroso y susceptible a la explotación. Sectores enteros de la economía estadounidense dependen de la mano de obra migrante centroamericana y mexicana. El reclutamiento de esta mano de obra abarata costos para los consumidores estadounidenses pero ha deprimido los salarios de la clase trabajadora y media, debilitando sindicatos y afectando especialmente a minorías como los afroamericanos. El modelo económico ha engendrado una sociedad estadounidense de consumo barato pero más polarizada, con una creciente concentración de riqueza y un mercado laboral segmentado que precariza a la clase trabajadora y media. La respuesta gubernamental se ha centrado en una política punitiva de encarcelamiento, con un aumento significativo de inmigrantes detenidos por ofensas migratorias.
La ansiedad económica, social y cultural generada por este modelo económico alimenta un malestar en la población estadounidense, que asocia intuitivamente la inmigración ilegal y la maquila con la pérdida de empleos y la reducción salarial. Políticos, particularmente republicanos, explotan este sentimiento anti-inmigrante para obtener rédito electoral, promoviendo leyes punitivas. El contexto post-9/11 ha intensificado este malestar, proyectando miedos e inseguridades hacia los inmigrantes, quienes han pasado de ser vistos como trabajadores dóciles a ser percibidos como una amenaza. Han surgido incluso grupos civiles armados patrullando las fronteras. El gobierno estadounidense, ante la erosión del apoyo a sus políticas imperiales, recurre a la retórica anti-inmigrante para reagrupar a sus bases, culpabilizando a los inmigrantes de la crisis económica y la incertidumbre política.
Las recientes manifestaciones revelan una nueva fuerza política entre los inmigrantes centroamericanos y mexicanos, comparable por algunos al movimiento por los derechos civiles afroamericano. Esta nueva masa crítica plantea interrogantes sobre su potencial como aliada de otras causas democráticas. Para Centroamérica, esta forma de inserción en la economía global es perjudicial, impidiendo un futuro próspero basado en la depreciación de su fuerza laboral. Una asociación con la Unión Europea debe diferenciarse radicalmente de la relación con EE.UU., fundamentándose en el respeto mutuo y la paridad, ofreciendo una alternativa económica que no dependa de la maquila ni de la exportación de mano de obra barata. Centroamérica debe diversificar su comercio, fortaleciendo lazos con el sur (MERCOSUR) y Asia, y reducir su dependencia de EE.UU. Es crucial que las mujeres centroamericanas hagan oír su voz en la construcción de este futuro alternativo.
TRAFICO DE MIGRANTES
MUJERES TRABAJADORAS
MOVILIDAD DE LA MANO DE OBRA
MODELOS GLOBALES
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
La cuestión de la emigración masiva de Centroamerican@s hacia el norte/ - páginas 86-95
Las recientes manifestaciones de inmigrantes en Estados Unidos exponen la profunda interdependencia económica entre EE.UU., México y Centroamérica, sustentada en la mano de obra barata centroamericana crucial para la competitividad global. Este fenómeno ha dado lugar a un nuevo actor político, el "ciudadano transnacional" indocumentado, y simultáneamente ha exacerbado la ansiedad en sectores estadounidenses que perciben la inmigración como una "invasión" con graves consecuencias económicas, sociales y culturales. A pesar del foco mediático en los mexicanos, la participación masiva de centroamericanos subraya una problemática compartida.
La emigración masiva centroamericana se inscribe en el contexto del modelo económico neoliberal promovido por EE.UU. desde los 80s, basado en la apertura comercial, la exportación y la oferta de mano de obra barata. El CAFTA, a diferencia del NAFTA, omite cláusulas sobre movilidad laboral. La inmigración ilegal es un asunto bilateral, internacional y global que demanda una negociación intergubernamental entre países exportadores e importadores de trabajadores.
Los gobiernos centroamericanos, aunque sin una política formal, han dependido tácitamente de la sobreoferta de mano de obra barata, como lo evidencia el modelo de la maquila y la dependencia de las remesas. Este modelo expone desproporcionadamente a las mujeres a la sobreexplotación laboral tanto en la maquila como en la migración, donde enfrentan mayores riesgos y abusos. El trabajo doméstico femenino centroamericano en EE.UU. contribuye a una imagen de Centroamérica como naciones "domesticadas", con un estatus global inferior. La maquila no mitiga la migración, sino que puede desplazar población rural, creando una reserva urbana de mano de obra barata y flexible, generando desempleo masculino y tensiones de género. Al basarse en salarios bajos, la maquila deprecia el valor del trabajo y no genera suficientes empleos, funcionando como una venta indirecta de fuerza laboral a EE.UU. a precios ínfimos. Este modelo económico también ha contribuido al auge de las "maras", el femicidio, la violencia de género, el tráfico de personas y la explotación sexual infantil en Centroamérica.
La demanda estadounidense de mano de obra barata, dócil y flexible es un motor fundamental de la migración. Medidas punitivas y muros fronterizos no detendrán este flujo, sino que lo harán más peligroso y susceptible a la explotación. Sectores enteros de la economía estadounidense dependen de la mano de obra migrante centroamericana y mexicana. El reclutamiento de esta mano de obra abarata costos para los consumidores estadounidenses pero ha deprimido los salarios de la clase trabajadora y media, debilitando sindicatos y afectando especialmente a minorías como los afroamericanos. El modelo económico ha engendrado una sociedad estadounidense de consumo barato pero más polarizada, con una creciente concentración de riqueza y un mercado laboral segmentado que precariza a la clase trabajadora y media. La respuesta gubernamental se ha centrado en una política punitiva de encarcelamiento, con un aumento significativo de inmigrantes detenidos por ofensas migratorias.
La ansiedad económica, social y cultural generada por este modelo económico alimenta un malestar en la población estadounidense, que asocia intuitivamente la inmigración ilegal y la maquila con la pérdida de empleos y la reducción salarial. Políticos, particularmente republicanos, explotan este sentimiento anti-inmigrante para obtener rédito electoral, promoviendo leyes punitivas. El contexto post-9/11 ha intensificado este malestar, proyectando miedos e inseguridades hacia los inmigrantes, quienes han pasado de ser vistos como trabajadores dóciles a ser percibidos como una amenaza. Han surgido incluso grupos civiles armados patrullando las fronteras. El gobierno estadounidense, ante la erosión del apoyo a sus políticas imperiales, recurre a la retórica anti-inmigrante para reagrupar a sus bases, culpabilizando a los inmigrantes de la crisis económica y la incertidumbre política.
Las recientes manifestaciones revelan una nueva fuerza política entre los inmigrantes centroamericanos y mexicanos, comparable por algunos al movimiento por los derechos civiles afroamericano. Esta nueva masa crítica plantea interrogantes sobre su potencial como aliada de otras causas democráticas. Para Centroamérica, esta forma de inserción en la economía global es perjudicial, impidiendo un futuro próspero basado en la depreciación de su fuerza laboral. Una asociación con la Unión Europea debe diferenciarse radicalmente de la relación con EE.UU., fundamentándose en el respeto mutuo y la paridad, ofreciendo una alternativa económica que no dependa de la maquila ni de la exportación de mano de obra barata. Centroamérica debe diversificar su comercio, fortaleciendo lazos con el sur (MERCOSUR) y Asia, y reducir su dependencia de EE.UU. Es crucial que las mujeres centroamericanas hagan oír su voz en la construcción de este futuro alternativo.
TRAFICO DE MIGRANTES
MUJERES TRABAJADORAS
MOVILIDAD DE LA MANO DE OBRA
MODELOS GLOBALES
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES