Se expresa la existencia de un amplio concenso en la región sobre la necesidad de aumentar la eficiencia y la eficacia de las políticas sociales dirigidas a los más pobres. Esta necesidad es aún mayor teniendo en cuenta el proceso de ajuste fiscal y reducción del gasto público social en los últimos años. La descentralización de la gestión social constituye un medio adecuado para aliviar la pobreza, permite una mejor detección y jerarquización de las necesidades sociales y una creciente participación de los beneficiarios en el diseño y ejecución de los programas, sin embargo, un riesgo típico de la descentralización es transferir funciones del centro a las instancias locales sin una contrapartida adecuada de recursos financieros, capacitación técnica y poder de decisión. REV/LCL