El estado de Yucatán tiene su propia tradición culinaria distintiva y los locales están constantemente pensando y hablando sobre comida. La usan como un vehículo para relaciones sociales pero también para distinguirse de los “Mexicanos”. Este libro examina las políticas acerca de la cocina regional. El autor argumenta que la gastronomía de Yucatán ha sido creada y promovida en un esfuerzo por afirmar la identidad de gente regional y de oponerse a la fuerza hegemónica de la cultura Mexicana central. En particular,
contrarresta el impulso homogenizador de una cocina nacional basada en las preferencias dominantes de México central y desafía la imagen de la cocina nacional de México como arraigada en las tradiciones indígenas. Basándose en la teoría postestructural y poscolonial, el autor propone que la gastronomía yucateca es una bifurcación de las prácticas culinarias regionales. Sin embargo, advierte el autor, esto conduce a una situación doble paradójica que divide a la nación: mientras una cocina nacional intenta silenciar la diversidad cultural regional, se revelan las fisuras en el proyecto de una identidad regional homogénea.