Al hablar de intelectuales es preciso aclarar el termino, y diferenciarlo de trabajo intelectual. Un intelectual es quien se coloca en una escena pública para hacer afirmaciones más o menos estructuradas sobre el pasado, presente o futuro de un ámbito de temas y sistemas de relaciones significativos para los públicos a los cuales se dirige, más allá de que consiga o no captar la atención de los mismos, siendo su aspiración encontrar lo verosímil, más que lo verdadero en el sentido de sus fundamentos, teniendo a su vez una vocación moralizadora. Con los científicos sociales no es muy distinto lo que sucede, y esto con independencia de sus sensibilidades político ideológicas. Las acciones políticas de los sectores populares han sido la materia prima preferencial de muchos discursos intelectuales que en lugar de formularse preguntas sobre la cosa, reflexionaron sobre la idea que se hacían de ella. La utilidad de las inspiraciones intelectuales invierte su signo para las ciencias sociales cuando sus vagas nociones se instalan en los objetos de análisis sesgándolos con sus especulaciones. De manera que se encuentra en las ciencias sociales una propensión normativa al estudiar las acciones políticas de los sectores populares, no abordando lo que dichos sectores hacen, sino lo que deberían hacer. Esto se ejemplifica de manera clara en el caso argentino, ligado al peronismo. KDV/291117