Cuando la Democracia Cristiana asume el poder en Guatemala, se proponía en el marco de la Constitución Política, impulsar un nuevo modelo de desarrollo social, cultural y económico "equitativo", basado en principios de concertación y democracia pluralista. Uno de los pilares de este proyecto eran las relaciones laborales, las que se caracterizaron por un clima de desconfianza reflejo de la crisis social, la inestabilidad y la inseguridad personal. Estas relaciones se enmarcarían en un proceso de concertación social donde las demandas se analicen por acuerdos de concenso y negociación, haciendo posible una relación Gobierno-sociedad, más dinámica. Se destaca la importancia de la relación democracia-relaciones laborales, por ello el gobierno se compromete a ratificar los convenios internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Dentro de esta concepción (concertación-democracia), el gobierno asume el compromiso de respetar la libertad sindical, las negociaciones colectivas como un mecanismo de entendimiento, dictar una normativa laboral más justa que contribuya con la disminución de la pobreza extrema y la conflictividad laboral. VJ/JM