El artículo evalúa la relación entre "política tradicional" -esto es, la de los dos partidos históricos, liberal y conservador- y fragmentación electoral en Colombia. Los dos partidos tradicionales, especialmente el más grande, el liberal, tienden mucho al clientelismo. Por esta razón, muchos académicos han interpretado que los partidos dominantes promueven instituciones electorales que favorecen la fragmentación, y por ende el clientelismo. La evidencia empírica presentada aquí sostiene que dicha fragmentación no promueve los intereses de los partidos tradicionales, y apareció antes de que se instauraran las instituciones supuestamente "perversas". Esto sugiere que el análisis debe ser más cuidadoso al interpretar el significado del clientelismo en el conjunto de las dinámicas sociales, y el papel que puedan tener los problemas de acción colectiva entre los políticos