Colección Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

Colección Centroamérica

El surgimiento, consolidación y desarrollo de las relaciones capitalistas de producción en un nivel más amplio y definido crearon las condiciones objetivas para el aparecimiento de los primeros núcleos de la clase obrera hondureña. Tales relaciones, en el marco concreto de la historia de Honduras, están estrechamente vinculadas en relación de causa-efecto con el ingreso de la inversión extranjera directa en gran escala y el surgimiento de las llamadas economías de enclave en las zonas central y norte del país. Esta inversión, esencialmente de origen norteamericano, afluye en grandes proporciones sobre todo a partir de 1876, año que marca el inicio de la Reforma Liberal en Honduras y el aparecimiento de una nueva etapa en la historia económica del país. La llegada de las compañías bananeras, producida en el marco del auge del capital monopolista y del gran desarrollo de sus empresas en los Estado Unidos de Norteamérica, marca también el inicio de la desnacionalización del cultivo bananero y el paso de éste a las manos de los inversionistas yanquis. A partir de este momento toda la vida económica y política de la sociedad hondureña habrá de girar en mayor o menor medida en torno a las dinámica propia del enclave. Diseñado y concebido como un polo capitalista productor "hacia afuera", el enclave, por razones mismas de su propia dialéctica, se revierte "hacia adentro" y condiciona el desarrollo del subdesarrollo en el país. En el seno de este enclave, al mismo tiempo, se desarrollará el sector más importante de la clase obrera hondureña: el proletariado agrícola de las plantaciones bananeras. A lo largo de su historia, desde principios de siglo hasta nuestros días, los trabajadores del enclave habrán de desempeñar un papel de primera fila en el crecimiento y desarrollo político del movimiento obrero hondureño.