Desde los setentas los procesos transnacionales vienen planteando nuevos desafíos para la política y economía mundiales. Muchos de los escenarios que se presentan quiebran los parámetros tradicionales con los que se manejan las relaciones internacionales. Un ejemplo es el sesgo que configuran las relaciones interculturales y el impacto que ocasionan entre los actores estatales. Sin embargo, las complicaciones que los procesos transnacionales a menudo le provocan a las relaciones interestatales, no logran trastocar estas relaciones como sule suponer. Al contrario, los procesos transnacionales requieren de la política interestetal y por ello no es casual el resurgimiento de esta política