Se sostiene que lo social resulta inmune a cuanto no se pliegue a las irracionalidades que se imponen, por lo general en las conductas individuales de sus protagonistas y de la gran mayoría de las relaciones entre éstos. Por ello se indica que las ciencias sociales no pueden hacer gran cosa al respecto los cientistas sociales no están en capacidad de cumplir una función prometeica. El trabajo enfatiza en este aspecto, en el papel misionero de los científicos, que constituye la ideología gremial preferida de ellos. Pues así, amparándose en la popular e ingenua visión tecnomorfa de lo social, se aprovechan de ella en beneficio personal, al invocarla como certificado propio para lograr vender sus servicios profesionales en síntesis, los científicos sociales se apoyan en ilusiones con el fin de vender sus servicios profesionales. En consonancia con eso alientan, en ellos mismos y en otra gente, imaginerías sobre la existencia de unos eficaces métodos que son capaces de ser todo lo práctico que dicha visión tecnomorfa promete. Apoyado en el doble pedestal de la fe y el de que necesariamente existirá un método para comprender la misión del científico social. OB/LOB