Plantea dos desafíos, dos problemas para aquellos que se preocupan de reformular las políticas de desarrollo en América Latina. En primer lugar, ¿cómo pretender movilizar el recurso cultural creador que se encuentra en cada una de las poblaciones-objetivo de estas políticas, sin recaer en un "culturalismo" que otorgaría "puntos favorables" a algunas de entre ellas y negativos a otras? ¿Y cómo podría luego conciliarse ese reconocimiento positivo de la diversidad cultural con el fenómeno paralelo de cambio cultural brutal que trajo la gobalización de los modelos de referencia en el marco de lo que Anthony Giddens denomina la globalización de la modernidad? REV/LCL