El texto que se reproduce en el artículo fue publicado por el semanario Brecha. A juicio del autor, por su incidencia en el debate que hoy enfrenta la izquierda latinoamericana, considera necesario reproducirlo. El análisis comenta que antes de entrar a una discusión sobre el futuro del socialismo, hay que tener en cuenta el colapso del modelo capitalista de mercado libre en América Latina, evidenciado por la "década perdida" de los años 80 la desintegración dell modelo estalinista en Europa Oriental y la Unión Soviética el ascenso de una nueva clase de gobernates neoliberales orientados hacia la integración capitalista occidental la intensificación de la competencia entre Estados Unidos, Japón y Alemania por la supremacía global la creciente primacía de los recursos económicos sobre los militares e ideológicos en el desenlace de la contienda hegémonica. Otro elemento clave de la actual coyuntura es la crisis de la potencia industrial de Estados Unidos, acompañada del aumento de su influencia ideológica, lo cual abre una brecha entre su capacidad para desplazar adversarios, y su capacidad económica para sostener nuevos regímenes clientes. El fracaso del capitalismo libre cambista en América Latina es un hecho significativo en la historia contemporánea mundial. Sin embargo, la crisis socieconómica del capitalismo latinoamericano es aún más profunda, cualquiera que sea el indicador que se elija: descenso de los niveles de vida, estancamineto económico, tasas astronómicas de inflación, fuga de capitales, insoportables niveles de relación entre deuda y exportaciones, migraciones masivas. La crisis en América Latina plantea, como mínimo, algunas serias preguntas acerca del futuro del capitalismo y, como máximo, ha sentado las bases para la emergencia de regímenes políticos anticapitalistas. La competencia entre Estados Unidos, Alemania y Japón por la hegemonía, refleja la decadencia del monopolio mundial de poder que ha ejercido Estados Unidos durante medio siglo. Así mismo el desafío de la izquierda latinoamericana es redefinir el terreno de la democracia. Los regímenes socialistas no pueden acceder a los mercados mundiales por medio de la actual configuración de empresas transnacionales privadas o estatales, ni operar a través de sus circuitos. Será preciso reordenar la economía de exportación y desplazare a sus protagonistas, fortalecer el mercado y las fuerzas y clases productivas nacionales. HB/hmbq