Se ahonda en la formas externas de la política exterior de Guatemala en el gobierno de Oscar Mejía Víctores se indica que resulta difícil encontrar respuesta satisfatoria a la interrogante de por qué un general formado en contrainsurgencia se sienta de forma tranquila a conversar con un comandante insurgente sobre el camino que puede tomar la convivencia entre centroamericanos, o que diga que se puede convivir con un régimen marxista-leninista, conociendo que la trayectoria política y militar guatemalteca ha sido completamente anticomunista. Se indica que estas manifestaciones pueden darse por la posición nacionalista de los encargados del poder, nacionalismo que se desprende del hecho de no querer manipularlos manifiestamente la dirección de aspectos considerados vitales para la conservación del poder, el régimen de partidos, el acceso al poder y la contrainsurgencia. La actual situación de crisis por la que atraviesa la sociedad guatemalteca, en un período en donde las fuerzas sociales, políticas y económicas internas están en tensión, es lo que determina la política exterior. Las grandes diferencias sociales en la distribución de la riqueza determinan poseer un ejército varado sobre el terreno de la contrainsurgencia se agrega que en la actual situación es necesario el proceso de integración regional (MCCA) y la cooperación externa en términos de entrada de capitales, lo cual a su vez significa tener el aval internacional surgido de la legalidad y legitimidad del régimen, que en la actualidad solo se consigue en la perspectiva de la democratización política de los gobiernos militarizados. En síntesis, son éstos los verdaderos elementos que condicionan la política exterior del país y por eso mismo es sumamente difícil que un gobierno nacido de la urnas electorales realice cambios significativos en el corto e incluso en el mediano plazo. OB/ALJ