La contradicción de intereses entre el nivel individual del capital y su nivel social se manifiesta claramente en el comportamiento frente a la mujer, en su doble papel de reproductora de la fuerza de trabajo y de vendedora de su propia fuerza de trabajo. La diferenciación que se hace por sexos está en función de los intereses dominantes, debido a que en la sociedad capitalista tal diferenciación está medida en base a la extracción de plusvalía. Donde el interés primordial es la conservación y reproducción de la clase obrera y donde el interés del capital individual es la extracción de plusvalía, sin distinción en este nivel de las características del portador de la fuerza de trabajo que le proporcione el trabajo, se produce una contradicción entre la protección social que se le brinda a la mujer como reproductora de la fuerza de trabajo y la explotación a la que es sometida al vender su propia fuerza de trabajo. /eb