Presenta una apreciación histórica de las drogas, y así mismo, señala ciertas observaciones conceptuales y sistémicas justificadas a partir de la comprensión de la drogadicción o drogodependencia y el narcotráfico como signos sociales producto de la sociedad dominante. Puntualiza que las drogas no deben verse como malas por sí solas, si no que algunas son jurídicamente perseguidas a partir de construcciones histórico-sociales en el marco de una sociedad moderna -con su lógica de mercado- que es en sí misma resulta ser el problema; en este sentido, hace referencia a las distintas perspectivas que se tienen sobre la legalidad/ilegalidad de las drogas, vistas como un problema de a) salud individual y social o b) como asunto policial y hasta militar que se debe reprimir. Finaliza sugiriendo que la despenalización y legalización de las drogas poseen grandes ventajas, sin embargo, para el capitalismo no es una buena opción en tanto la adicción ha sido transformada en un negocio.

AMB/JULIO2014