Enfatiza en los cambios que se dan en la actualidad en la sociedad costarricense, se habla del pacto Figueres-Calderón, donde se deja más claro que el rumbo que siguen estos dos partidos (Partido Unidad Social Cristiana -PUSC y el Partido Liberación Nacional PLN), es el mismo, ambos desean guardar ante todo los intereses de grupos (Burguesía) en detrimento desde luego de los intereses de las grandes mayorías costarricenses. Este pacto tan cacareado tiene entre sus objetivos el reducir el déficit fiscal y sostenerlo en no más del 1 por ciento del producto interno bruto (PIB), desde luego que esto a su vez significa una importante reducción en el gasto público. Los organismos finacieros internacionales se muestran muy interesados en esta política, pues en períodos de poco crecimiento económico, el déficit fiscal afecta a los empresarios nacionales y extranjeros. Por ello se sostiene que tanto el gobierno como los empresarios apuntan hacia una misma dirección, o sea hacia el gran empobrecimiento del pueblo costarricense. A cambio los empresarios "están dispuestos a aceptar el impuesto de ventas" y la creación de un gravamen del 1 por ciento para sus activos. Esto es incomparable con lo que significa para un empleado público el perder su empleo o para un maestro ver disminuida su capacidad adquisitiva, con la nueva ley de pensiones al grado de sólo disponer del 60 por ciento del total, o para el sector campesino no disponer de crédito o el daño que se le hace a la población con la ausencia de inversión pública en vivienda, salud y educación entre otras cosas. OB/LOB