El auge que ha tenido en México la industria maquiladora, principalmente en los estados fronterizos con Estados Unidos provoca serias dudas sobre si su establecimiento contribuye o no al desarrollo, o si por el contrario, tiene consecuencias negativas para la economía y el medio ambiente. Según el autor, la industria maquiladora explota al trabajador pagando salarios que apenas cubren lo esencial para sobrevivir, ha provocado serios trastornos al medio ambiente al no manejar correctamente desechos de alto riesgo, contaminando la zona y perjudicando la salud de los habitantes por otra parte, las exenciones fiscales son tales que además de que el Estado deja de percibir gran cantidad de ingresos, estas industrias no colaboran ni siquiera para resolver los costos sociales negativos que han provocado. Además, el país no se beneficia con transferencia de tecnología porque este tipo de industria no la genera. En consecuencia, el autor propone eliminar el "síndrome de Autin" que es la creencia supersticiosa de que se va a alcanzar el bienestar social y propio con un tipo de industria que no aporta desarrollo tecnológico, que genera empleo pero no paga los salarios mínimos. La conclusión general es que los costos sociales de la región fronteriza no se pueden resolver con cargo a la industria maquiladora en el marco de las disposiciones ficasles que tiene México ni el gobierno ni el capital privado de este país tienen consciencia de las oportunidades para el país en materia de ingresos fiscales y mercado si se logra el control de canales escogidos de distribución al mayoreo y menudeo en Estados Unidos la industria maquiladora, por definición, se opone a este control, por lo tanto, a largo plazo no es una opción viable ni un instrumento propicio para la industrialización regional o nacional. VJ/ALJ