La ofensiva del FMLN del mes de noviembre de 1989, perseguía fines políticos lo que varió sustancialmente la visión del conflicto. También demostró que en El Salvador no existe ni una salida militar ni una que excluya a una de las partes: guerrilla, fuerzas políticas y fuerzas armadas. En medio de este clima de violencia quedó en evidencia que Cristiani no era un moderado como lo percibía Estados Unidos así lo ha demostrado el actuar de los escuadrones de la muerte y las violaciones de los derechos humanos por parte del ejército, con absoluta libertad e impunidad, desde que el presidente Cristiani asumió el gobierno. El FMLN demostró con su ofensiva que es una fuerza político-militar con una gran capacidad de movimiento, resistencia y autoabastecimiento, paralela al ajéricto y por lo tanto, con capacidad para negociar de igual a igual con el gobierno. Para el FMLN aceptar un desarme sin desmantelar los escuadrones de la muerte y sin depurar las fuerzas armadas sería un suicicio, de manera que esta organización dio un vuelco a las negociaciones con el gobierno salvadoreño. VJ/ALJ