Colección Centroamérica

El diálogo en la mesa de negociaciones entre el FMLN y el gobierno salvadoreño, que pretendía lograr un alto al fuego antes del 15 de septiembre de 1991, se estancó al introducirse en la agenda el tema de la desmilitarización, ya que el FMLN pide la desaparición de las fuerzas armadas y una ley de punto final por parte del gobierno, que perdonaría a los militares acusados de crímenes contra la población. Sin embargo, el representante de la ONU, Alvaro De Soto presentó un documento de trabajo, "Acuerdo sobre la Fuerza Armada", donde propone la depuración de las fuerzas armadas a cargo de una Comisión elegida por el Secretario General de la ONU y, el nombramiento de un civil como Ministro de Defensa. El gobierno reaccionó llamando a Washington, para protestar ante ese gobierno porque el mediador "se había puesto de lado del FMLN", la respuesta del Departamento de Estado fue que Estados Unidos dio instrucciones a su embajador para que, junto con el Secretario General de la ONU, entregaran el documento al Sr. De Soto, esta propuesta era también la posición de Estados Unidos. Además, el Senado norteamericano condicionó la mitad de la ayuda militar a la continuidad del proceso negociador y al esclarecimiento del asesinato de los jesuitas. En el interior del FMLN, el ERP considera que no es conveniente apostar en unas elecciones, todo lo conseguido hasta ahora, mientras que las FPL consideran que las elecciones podrían tener un resultado positivo, si ARENA pierde la mayoría en el Congreso. En tanto que se discute la depuración de las fuerzas armadas, el ejército y la guerrilla se enfrascan en combates para aumentar el control de territorios. VJ/MR