Se reflexiona sobre los diversos factores de orden sociocultural e histórico que contribuyen a mantener las prácticas discriminatorias contra la mujer y la forma en que el consumo de drogas viene a hacer mayor el problema, para que conscientes de dicha situación se puedan proponer alternativas sanas que coadyuven al desarrollo integral de las mujeres. Se ve en la violencia doméstica contra la mujer uno de los principales obstáculos para alcanzar un desarrollo humano con equidad. Se agrega que este es un delito y no una costumbre como suele verse, es un asunto significativo para millones de mujeres que incide inclusive en la habilidad de éstas para ser madres. Se añade que la salida a la problemática no tiene por qué ser la drogadicción es necesario que la mujer no continúe callada por vergüenza, temor, inseguridad o dependencia económica, ni que siga aceptando su deformada realidad como la única a la que puede acceder. Se ve en la violencia doméstica más que una agresión física directa contra la mujer, sino que constituye una violación a los derechos humanos fundamentales e inalienables la adicción a las drogas es un problema de salud pública y ambas deben ser afrontadas por la sociedad en su conjunto. REV//jmml