La reunión llevada a cabo en México, D.F. entre la guerrilla salvadoreña y el gobierno no fue muy positiva, ya que las conversaciones no dieron los resultados esperados. Este proceso de diálogo fue iniciado en 1990 por el presidente Alfredo Cristiani y el FMLN, con la mediación de la Secretaría de las Naciones Unidas y el mejor logro que ha tenido fue un conjunto de reformas constitucionales logradas en abril de 1990. Sin embargo, despúes de esto se ha dado una posición intransigente por parte del gobierno, lo cual ha restado profundidad al proceso, esta posición del gobierno se explica si se tiene presente que las cuestiones fundamentales para concertar el fin del conflicto armado implican necesariamente tener que lograr acuerdos sobre el fin de la impunidad, la depuración y restauración de las fuerzas armadas y, la desmilitartización de la sociedad salvadoreña donde el ejército debe de jugar un papel democrático. En la reunión se enfatizó en el proceso de democratización de El Salvador y de las fuerzas armadas, los problemas sociales y económicos y, la incorporación del FMLN a la política del país. El inicio de la reunión coincidió con una nueva ofensiva rebelde que tenía como objetivo el demostrar que la opción militar no es viable para solucionar los problemas de El Salvador debido al equilibrio militar existente entre las partes en conflicto, con lo que el perdedor sería el pueblo salvadoreño, con la destrucción de su infraestructura y con la pérdida de miles de personas civiles. Por su parte la cancillería de Honduras denunció que el FMLN incursionó en dos ocasiones en su territorio, esto lo negó el FMLN y lo vió como una campaña de desprestigio para su organización. OB/MR