Señala que cuando la crisis económica se agudiza, por diferentes razones, la mujer se proyecta como nueva mano de obra, dispuesta a trabajar para aumentar el ingreso familiar: ellas crean nuevas empresas, como cooperativas. Sin embargo, muchas de éstas fallan por falta de organización, así como por la rápida saturación del mercado, la baja calidad del producto y por las trabas comerciales (problemas de comercialización). A pesar de lo anterior, algunas de las empresas sobreviven y se convierten en organizaciones que posibilitan el ahorro personal, la capacitación laboral, el aumento de la participación popular y promueve bienes y servicios personales. Enfatiza en que, por su misma naturaleza, essas empresas son muy sensibles y vulnerables a los avatares económicos. OB/eb