El articulo está dedicado a explicar cómo inciden el discurso moralista y la coerción estatal en la "lucha" contra el cultivo ancestral de la hoja de coca. En este contexto las políticas de reducción de la pobreza adquieren su cara más siniestra. En la región de Cochabamba, la retórica participativa se hace añicos frente a la intervención militar norteamericana, las violaciones a los derechos humanos y una conflictividad social creciente. El estado abandona la búsqueda del consenso y revela su verdadera naturaleza como instrumento de opresión. La lucha contra la pobreza y el narcotráfico, en última instancia, es una excusa para acentuar el proceso de dominación imperialista sobre Bolivia.