La participación cristiana-católica dentro del movimiento revolucionario de Guatemala, El Salvador y Nicaragua, ha tenido la bendición simbólica de la jerarquía sobre aquellos que quiebran el patrón de legitimidad del orden establecido y se ponen al lado de las reinvindicaciones revolucionarias, porque parte de esa corporación religiosa, es decir, muchos sacerdotes, delegados de la palabra, etc., se han encontrado al lado de esta reivindicación revolucionaria y no han sido obligados a separse del gran conjunto de comunidad y corporación religiosa, han sido criticados fuertemente, han sido advertidos y objetos de vigilancia pero no han sido separados de esta corporación religiosa. Incluso, dentro de este movimiento hemos tenido a un arzobispo y en menor grado a obispos, lo cual tiene un enorme contenido simbólico para el pueblo. El ensayo analizado continúa refiriéndose a varios temas, entre ellos la teología de la liberación y la necesidad de que el pueblo conozca las nuevas formulaciones de la teología, estudia también el nuevo papel de la Iglesia y de la religión dentro de los nuevos procesos revolucionarios, compara las cualidades de la Iglesia Católica con otras religiones, analiza algunos casos de la vida política centroamericana y, el papel de la Iglesia ante dicha situación, para finalizar con las clases populares y la Iglesia. HB/MR