En diciembre de 1984, el gobierno sandinista de Nicaragua reconoció la legitimidad de las aspiraciones de los pueblos de la costa atlántica, los cuales demandaban mayor autonomía, y había declarado que dar cumplimiento a tales aspiraciones se había convertido en un principio de la revolución sandinista. Se reseña que, como producto de conversaciones secretas entre representantes del gobierno y de los combatientes indígenas, se llegó a un acuerdo de cese al fuego, el retorno de miles de indígenas miskitos a sus comunidades y la transformación de los participantes en estas conversaciones en una significativa fuerza de paz. Por otro lado, sin embargo, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) creó una nueva organización miskita llamada KISAN, la cual serviría a los intereses estadounidenses. A pesar de lo anterior, la autonomía de esos pueblos indígenas se convirtió en ley y la vida de esas comunidades ha transcurrido en paz, relativamente, a lo largo del año ochenta y siete, luego de cinco años de paz. SM/eb