El autor plantea que durante el conflicto Este-Oeste, la preocupación de Estados Unidos con el potencial de inestabilidad en la América Latina proveyó una amortiguación en el orden económico y político en la región. Ahora, con el fin de la guerra fría, la América Latina tienen que decidir dónde y cuándo puede insertarse dentro del nuevo sistema internacional. En la fase actual, con el reciente mejoramiento de las relaciones soviético-estadounidenses -acontecimiento que se ha caracterizado con la fase abreviada 'el fin de la guerra fría'- se plantean para la América Latina ciertas preguntas: Cómo afectan los cambios en el orden político mundial las tendencias e ideologías domésticas? Dónde encaja la América Latina en el nuevo sistema internacional? Cuáles son sus futuras perspectivas económicas? Debe la América Latina tratar de hacerlo sola? Puede hacerlo si lo quiere? Si no, con quién debe tratar de asociarse? En este ensayo se trata de responder a estas interrogantes y para hacerlo, antes se examina la situación de las relaciones entre los Estados Unidos y la América Latina durante la guerra fría. En segundo término, se refiere al impacto doméstico (al interior de América Latina) del cambio mundial. En el tercer apartado se abordan y analizan las diversas formas en que América Latina puede insertarse en el nuevo orden mundial, a saber: (1) creando un bloque de naciones latinoamricanas, (2) insertándose en un antiguo bloque de naciones del tercer mundo, (3) participando en la creación de un bloque comercial del hemisferio occidental, (4) continuando como un bloque de naciones independientes no alineadas, o (5) dividirse en dos grupos de países del primer y tercer mundo. A manera e conclusión, se plantea que la revolución real en la América Latina será más intelectual que política o hasta económica y que, afortunadamente, hay muchas señales de que un cambio de mentalidad está finalmente en camino. MB/ALJ