Algunas cancillerías centroamericanas han conocido una interesante versión sobre la ola de atentados terroristas que acosa el gobierno de Serrano Elías en Guatemala. Según esta versión, también insinuada por algunos políticos guatemaltecos, el responsable es un grupo de militares vinculados con el narcotráfico quienes están intentando desestabilizar el gobierno mediante bombas indiscriminadas. De hecho, la implicación del ejército guatemalteco en las operaciones de narcotráfico data desde mediados de los años 70, cuando bajo el gobierno de Carlos Arana, se introdujo masivamente el cultivo y comercio de marihuana. La impresión es que el gobierno de Estados Unidos utiliza las acusaciones sobre narcotráfico como instrumento para presionar a los militares centroamericnaos cuando pierde control sobre ellos. A su vez, el nacionalismo, como hiciera también el general Noriega, resulta la mejor arma de los militares para rechazar las acusaciones. Tan solo de vez en cuando, aparece algún oficial implicado, pero jamás las acusaciones han llegado a someter a prueba toda la institución militar. Cosa extraña en un ejército donde toda clase de prebendas, privilegios y ventajas están corporativamente repartidas según el rango de sus miembros. HB/hmbq