Con el crecimiento del narcotráfico internacional se pone en evidencia una consecuencia, la cual ha sido obvia en gran medida y que se deriva de la evolución del transporte y las comunicaciones, posterior a la guerra fría. Se indica que los empresarios de la actualidad se asemejan "cada vez más a los carritos de golf: son capaces de salirse de los caminos pavimentados de las economías nacionales reguladas para desplazarse a través de terrenos donde no impera la ley". En la actualidad, en la medida que prospera el comercio a escala mundial, la comunidad internacional debe esforzarse por estimular la confianza en la capacidad de los gobiernos para proveer un contexto adecuado y justo para el desarrollo de actividades comerciales. Al practicar políticas que nieguen a los narcotraficantes y a otros "capitalistas indeseables", el acceso irrestricto a las sendas y "autopistas" de la economía internacional, los gobiernos proveerán ese contexto a la vez que aliviarían una de las mayores angustias políticas de los actuales tiempos. El fenómeno mundial de las drogas permanecerá invisible, mientras los políticos no reconozcan la relación entre la producción, el tráfico y el consumo de drogas y fuerzas sistemáticas mundiales más amplias. OB/LOB