Analiza la situación de los derechos humanos y el proceso de paz en Guatemala. A principios de 1994, las conversaciones de paz se vieron obstaculizadas ante la perspectiva de que los acuerdos firmados hasta junio anunciaban la derrota política de la insurgencia. La reforma a la Constitución, sirvió para superar el enfrentamiento entre el gobierno de Ramiro De León y un congreso severamente desacretidato, pero se desestimó el debate ciudadano sobre los contenidos. Por otra parte, el año 1994 dejó un panorama desolador de violencia, en 49 semanas la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispo registró 336 ejecuciones extrajudiciales, 902 asesinatos y 17 torturas. La mayoría de las víctimas no fueron identificadas, pero se sabe que entre ellas existían estudiantes, activistas de los derechos humanos, periodistas, empleados públicos y privados, religiosos, campesions comerciantes y, policías la mayoría de estas violaciones se dieron dentro del marco de impunidad que caracteriza a este país. En general, se estima que la situación guatemalteca es difícil, las relaciones laborales en el campo se tornaron difíciles, hubo desalojos de trabajadores, denuncias de incumplimiento del Código Laboral y se denunció la virtual militarización de unas fincas. Todo parece apuntar hacia una creciente presión internacional, a menos que las partes involucradas en el proceso de paz expresen su voluntad por alcanzar una verdadera paz. Con la profundización del conflicto se espera la conservación del espectro político, el surguimiento de fuerzas derechistas militares de corte populista, la prevalencia de la violencia en las relaciones sociales y políticas, la inestabilidad crónica del poder político, desestabilización del escenario macroeconómico y en consecuencia, estallidos sociales como expresión de la desesperación de las masas, así como el desgaste de las instituciones de justicia y del concepto de democracia en general. OB/MR