El autor parte de que, al estar cerca el siglo XXI, se presenta por delante la recomposición del mapa internacional, así como el equilibrio de poder a nivel nacional, que se establecieron en el período largo que va desde la primera guerra mundial hasta fines de los sesenta, pasando por la gran crisis de 1930 y los diseños de la segunda posguerra. Según el autor, el proceso afectó de manera apremiante a la forma de estado "social" y al modo de hacer política. También afecta al modelo keynesiano de gestión de la economía, a las pautas fordistas y a los sistemas de regulación laboral con las que ese estado creció. Por último, la crisis también alcanza las múltiples expresiones de cultura configuradas a partir de 1900. En este contexto, este trabajo esboza la situación por la que atraviesa en este momento el sindicalismo, señalando los elementos de la crisis que lo atenaza y las aperturas de transición. Se repasan, brevemente, primero, las corrientes de liberalización, luego las incidencias de reforma del Estado y los modos de regulación del mundo poskeynesiano y concluye planteando el juego de contradicciones en que se mueven los sindicatos y las alternativas de renovación en el futuro. En resumen, el autor se refiere al agotamiento de los patrones históricos de articulación gremial. A la vez, muestra la posibilidad de un nuevo tipo sindicial que, de otra manera, es político y que podría afrontar mejor los desafíos de los tiempos actuales. El autor propone que, recorriendo ciertos ejes de transformación, en una combinatoria difícil, cabría superar por esa vía los efectos de anomia, el desacomodo en la organización y las actitudes defensivas, acentuando las lógicas de innovación, para abrir un camino peculiar de "modernización" y para incidir en el rumbo de los cambios actuales. MB/MR