El surgimiento y desarrollo del movimiento obrero panameño ha estado marcado por los intereses de los centros hegemónicos capitalistas, que le han impuesto a Panamá una economía de tránsito y de infraestructura para los capitales foráneos. Estos hechos son decisivos en la conformación de un proletariado comercial y de servicios vulnerables a la incidencia de los efectos cíclicos del capitalismo general y por ende, débil ante la insuficiencia de una base material nacional que asegure un proceso de desarrollo interno y nacionalista. Se analiza el proyecto reformista de Torrijos, sus principales aspectos en el plano obrero, el papel de Estado panameño en la década de 1970, la ley de marzo de 1986, que significó un golpe mortal para el Código de Trabajo ya que eliminaba la estabilidad de los trabajadores y porque legitimaba una forma de explotación intensiva de la fuerza laboral que sólo se corresponden con etapas muy primitivas de la organización empresarial y, se ahonda en el agravamiento de la crisis, tanto política como económica. La carta de intención entre Panamá y los organismos internacionales (FMI y Banco Mundial), estableció que la estructura económica no era suficiente para cumplir con los compromisos económicos internacionales, de allí que se acuerde llevar a cabo una política de disminución del gasto público, incentivar la empresa privada como única fuente de crecimiento, impulsar la exportación de productos no tradicionales y asegurar un aumento de la productividad laboral; la puesta en práctica de estas políticas provocó la desmovilización de los obreros y la inconsistencia política del gobierno. OB/JM