El artículo hace referencia a los aspectos centrales de la iniciativa de la Franja y la Ruta puesta en marcha por China y a los fuertes cambios geoeconómicos y geopolíticos que se podrían derivar de la misma. En 2013, China puso en marcha un proyecto muy ambicioso inspirado en las antiguas rutas de la seda, el cual comprende el desarrollo de una serie de corredores económicos mediante inversiones multimillonarias en la construcción y ampliación de carreteras, vías férreas (con preferencia, de alta velocidad), puertos, aeropuertos, plantas de energía, redes eléctricas, líneas de transmisión de datos y otras infraestructuras. Además aumentar la capacidad productiva de la industria en regiones circundantes a los corredores y zonas aledañas. Convirtiendo Eurasia en una zona interconectada y entrelazada, y empujando el desarrollo económico de todos los países implicados y de la economía mundial en sí misma. El texto hace referencia al método inusual propuesto desde el proyecto, a su concepción simplista de desarrollo, a los temores internacionales ante estas propuestas, la proactividad asumida por China en los últimos años, y a cómo se pasará del discurso a los hechos. De este modo, se determina que Beijing se aventura en un nuevo enfoque de su política exterior que busca recuperar el “sueño chino”: ser nuevamente un país glorioso y superar de una vez por todas la “humillación nacional”. KDV/270418