Se comenta y analiza la importancia, más que los logros, de la llamada "Conferencia Iberoamericana" que, durante los días 18 y 19 de julio de 1991 reunió a los presidentes y otras personalidades de 19 países latinoamericanos, incluida Cuba y dos países europeos: España y Portugal. Se revelan algunos aspectos de esa Conferencia, tales como: que fue convocada por los mismos países latinoamericanos, estuvo ausente (aunque no totalmente) Estados Unidos, las necesidades impuestas por la realidad actual lo hicieron posible; es necesaria la unidad de los países débiles para enfrentar los desafíos del momento, tanto el texto de los considerandos como el de los objetivos o resoluciones de la Declaración de Guadalajara se apoyan y son congruentes con bien establecidos principios del derecho internacional, como son los de la autodeterminación y la no intervención, señala que el encuentro de los presidentes en Guadalajara es sólo un paso en un largo camino, resalta que el imperialismo sigue siendo una realidad omnipresente en Latinoamérica que la asfixia, bajo la forma de la transnacionalización y globalización que impulsa el capital monopolista metropolitano; y, concluye señalando que de ese encuentro se debe ponderar el abandono por los actuales gobernantes de las tesis tercermundistas que adquieren ahora mayor vigencia, pero que ello no contradice el hecho de que la posibilidad de caminos alternativos está abierta. EB/MR