El artículo analiza la relevancia de la diplomacia del agua en las relaciones internacionales, centrándose en la disputa territorial entre México y Estados Unidos por el río Bravo, formalizada en el Tratado de Aguas de 1944. Este tratado estableció acuerdos para la distribución equitativa de las aguas de los ríos Colorado, Tijuana y Bravo, y creó la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) para supervisar su implementación y resolver conflictos emergentes. El estudio también compara este caso con otras disputas internacionales por recursos hídricos, como las del río Mekong y el Mar de la China Meridional, destacando la importancia de la cooperación y la negociación pacífica en la gestión de recursos compartidos. Se enfatiza que, a diferencia de otros conflictos, la diplomacia del agua entre México y Estados Unidos ha permitido soluciones efectivas y sostenibles, evidenciando la eficacia de mecanismos bilaterales como la CILA en la resolución de disputas hídricas. El artículo concluye que la diplomacia del agua es esencial para promover la cooperación y prevenir conflictos relacionados con recursos hídricos compartidos, y sugiere que la experiencia del río Bravo puede servir como modelo para la gestión de otras cuencas transfronterizas. RAR