Desde la década de 1980 hasta la actualidad, Costa Rica ha venido desarrollando los conocidos programas de ajuste estructural, los cuales tienden a profundizar las transformaciones en la fisonomía socio-económica. El agotamiento de los modelos de desarrollo planteados y la carencia de alternativas viables ha permitido que los neoliberales se impongan paulatinamente y asuman la cabeza en la toma de decisiones políticas del país, marcando el camino de las transformaciones. Con respecto a las transformaciones en el sector agropecuario, éstas están marcadas por el signo de la competencia y la productividad, aquí se trata de determinar cuáles son las estrategias que desarrolla el campesinado para enfrentar dicha situación. Las respuestas del campesinado han sido variadas y van desde una aceptación sin resistencia a los cambios promovidos por el ajuste y en este sentido una postura básicamente de incorporación, hasta un rechazo de ciertos aspectos del mismo, buscando negociar las condiciones de su incorporación. Ambos ejes analíticos son valiosos dentro de las alternativas señaladas, la primera alternativa nos acerca más a la temática sobre cultura y procesos de modernización, mientras que la segunda se identifica más con la problemática relativa al movimiento social, los dos ejes son desarrollados. Para el caso costarricense, el análisis de la simbología campesina debería ayudar a comprender los procesos de rearticulación de posicionalidades en el campo, la lógica a la que obedecen las estrategias de vida que construye el campesinado en su relación con otros agentes, así como posibles tendencias de evolución de las relaciones agrarias en Costa Rica. OB/MR