Se plantea que los flujos migratorios en ciertos cantones ecuatorianos hacia países ricos no corresponden a explicaciones economicistas sino a una trasnacionalización de redes sociales. El sostenimiento de las nuevas redes migratorias transnacionales se basa en el uso de las nuevas tecnologías informáticas y comunicacionales. El problema de la desconfianza en la economía y la política ecuatoriana produjo un reacomodo de los horizontes espacio-temporales de los migrantes y sus familias. Es decir, que en el proyecto migratorio confluyen variables objetivas (laborales, salariales) con variables subjetivas (imaginarios). Sin embargo, también confluye el pesimismo hacia el universo de limitaciones en el que se ve envuelta la población migrante en el país de destino