La dinámica de la cultura en Nicaragua se encuentra enmarcada en los profundos cambios sociales, políticos, económicos e ideológicos que se desencadenan luego de la llegada al poder político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el año de 1979. Las políticas culturales impulsadas buscaron introducir cambios fundamentales o revolucionarios con el fin de alterar el orden de lo predominante hasta 1979, esto era la construcción de una nueva hegemonía. La alteración de lo históricamente dominante, transformaciones en la tenencia de los medios de producción, recomposición de las formas de participación en la gestión estatal, entre otras. Los cambios culturales que se dieron en el período de 1979-1990 apuntaron hacia el rescate y consolidación de una identidad nacional sustentada en los valores de la cultura popular, el antimperialismo y la democracia con la finalidad explícita de construir una nueva hegemonía. La naturaleza de la estructura clasista nicaragüense propició mayor énfasis en el aspecto ideológico-cultural, de allí que en dicho ámbito se diera disputas entre los diferentes sectores políticos en pugna por controlar espacios de legitimación. Con la derrota del FSLN en las elecciones de febrero de 1990, se inicia una nueva etapa cultural la cual no ha sido suficientemente estudiada. Pero se considera que el FSLN, para finales de la década, dejó de perfilar un proyecto claramente diferenciado de sus oponentes, llegando a sembrar confusión, ello unido a la presión armada y el deterioro económico, incidieron en la derrota electoral. La revolución sandinista abrió perspectivas que nunca antes en la historia se habían dado, ésta permitió una activa participación y se puso en contacto con una tradición nacionalista y revolucionaria de su propio país, así como con corrientes de pensamiento que antes eran vedadas. OB/LOB