El autor empieza señalando que en Centroamérica, en materia económica y en la década de los ochenta, se dio un proceso caracterizado por tres etapas claramente identificables: la crisis, la estabilización y la transformación estructural. Además, apunta que los planteamientos que sustentan el proceso de transformación estructural parten de la premisa de que el comercio internacinal debe ser el motor del desarrollo para todos los países, especialmetne para aquellos que tienen problemas para atender sus compromisos externos y también debilidades crónicas en sus balanzas de pagos. Ahora bien, para que el comercio internacional cumpla su papel, los países deben ser competitivos en el mercado internacional. Así, las transformaciones estructurales tienen tres ingredientes: liberalización de los mercado internos, apertura comercial externa y reforma del Estado. Estos comentarios se circunscriben a la apertura comercial, temática dentro de la cual se refiere a los siguientes aspectos: a.- Teoría y ralidad sobre el libre comercio internacional b.- Factores de competitividad (el entorno estructural, las macropolíticas públicas y las acciones microeconómicas) y, c.- Transformaciones productivas mundiales y las relaciones de intercambio. Concluye que el patrón histórico de la división internacional del trabajo, profundizado por las transformaciones estructurales de liberalización interna de los mercados, apertura comercial externa y reforma del Estado, promovidas por el nuevo modelo, conduce a una mayor especialización de la producción de bienes primarios, los cuales cada vez se "desmaterializan " más, se deterioran sus términos de intercambio de manera acentuada y se comercializan en mercados más imperfectos de naturaleza oligopólica, controlados por unas pocas empresas transnacionales. Por ello, el panorama no parece ser muy alentador para las naciones del Istmo. MB/ALJ