Se establece un análisis del desarrollo económico latinoamericano, a partir de la consolidación de las democracias de mercado en la región, y el mejor aprovechamiento de las oportunidades de desarrollo económico, que ofrece la globalización. No obstante, se critica como elementos inalcanzables: el margen de mejora macroeconómica; la reducción de la pobreza y desigualdad social; la falta de consolidación democrática y corrupción política. Como resultado, se evidencia la desconfianza hacia las instituciones, que no solamente es por casos de corrupción o mal gobierno, sino a la necesidad de traducción de ese optimismo macroeconómico en mejoras económicas y sociales concretas para la mayoría de las personas y grupos más vulnerables de las sociedades latinoamericanas. De lo anterior, se concluye que en América Latina existe una baja legitimidad fiscal, que en consecuencia, se refleja en la ausencia de sistemas de bienestar funcionales: la escasa calidad de políticas fiscales dificulta la generación de ingresos, lo que daña el gasto público y mina la confianza en el sistema tributario.