Una de las afirmaciones más difundidas en el debate sobre la globalización es aquella que señala que, una vez vencida la resistencia de los actores que actúan en el marco del estado nacional, este proceso hará avanzar a las sociedades conectadas por la ruta de un sostenido crecimiento económico y, por ende, hacia la consecusión de más elevados niveles de bienestar social. En este artículo se sostiene, sin que ello implique una abierta sintonía con las retóricas reactivas que satanizan la globalización y convocan a una suerte de nueva cruzada para detenerla, que la posibilidad de una cierta equidad en la distribución de la riqueza generada no dependerá de la globalización en si misma sino de la recuperación, por parte de la política, de la centralidad en el proceso de constitucvión del nuevo orden social internacional. Sólo desde la política será posible la instauración de un proceso de negociación, entre actores que redefinen su constitución y la naturaleza de la conflictividad en el marco de un espacio socio-político alterado en sus dimensiones por el derrumbre del Estado Nacional. /copy/denniap