Colección Centroamérica

Indica que el origen de la militarización de la sociedad hondureña tiene sus raíces en la década de 1940, por intermedio de las misiones militares de Estados Unidos. En 1954 se creó el primer batallón de infantería, dando lugar al militarismo en las fuerzas armadas hondureñas. El militarismo se encuentra muy dentro de la sociedad hondureña y es uno de los principales obstáculos para el libre desenvolvimiento de la sociedad civil en un ambiente democrático y pacífico. Desde 1957 se le concede a las fuerzas armadas hondureñas su autonomía y de allí en adelante, el Estado ha visto cómo esta institución se ha convertido en un órgano incontrolable y es la verdadera fuente de poder en la sociedad. En Honduras, la función policial recae sobre la Fuerza de Seguridad Pública (FSP), un cuerpo militarizado bajo el mando de las fuerzas armadas que cumple con la prevención y represión del delito, así como con la defensa nacional. Por otra parte se indica que las fuerzas armadas se han atribuído funciones de la administración pública tales como la Dirección General de Población y Política Migratoria, la Dirección General de Aeronaútica Civil, el Catastro Nacional, así como el control de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones y, el Instituto Geodéstico Nacional. Señala que el peor cuerpo de todos es el de la Policía de Investigación, que tiene por función la investigación de los delitos y cooperar con los Tribunales de Justicia en el esclarecimiento de los mismos. Concluye afirmando que los organos administrativos del Estado deben ser responsabilidad exclusiva de los civiles y además, que la Policía de Investigación Criminal no debe tener funciones de seguridad del Estado y debe ser parte del Poder Judicial. OB/MR