Polemiza acerca de la siguiente cuestión: Cómo entender la participación de las iglesias latinoamericanas junto a las clases populares en los movimientos nacional-populares de los años 60-70 ?, Cómo entender la presencia no sólo de sectores del laicado sino de obispos y cardenales en los movimientos que en diversos lugares contestaron y contestan la permanencia de sistemas de dominación injustos e inhumanos ?, La religión no es el opio de los pueblos ?. No es acaso instrumento de legitimación del orden vigente en manos de las clases positivamente privilegiadas ?. El cristianismo no sacriliza el sacrificio del oprimido ?. Las últimas tres preguntas llevan a hacer una comparación entre Marx y Weber, y antes hace un breve repaso sobre América Latina para analizar como la religión toma presencias cambiantes en los movimientos sociales. Utiliza el concepto movimiento social para denotar a un grupo o clase social que tiene conciencia de identidad tanto como la de sus antagonistas por intereses, y que actúa movido por un principio de totalidad, en el sentido de que sus acciones pretenden satisfacer algún tipo de interés general. Por demás, parte de que al pensar en cual ha sido el papel jugado por la iglesia católica en los movimientos sociales latinoamericanos en las décadas de los 60 y 70 se considera que hacer de lo singular histórico una encarnación de leyes sociales es dar un paso hacia la hipóstasis de la sociedad, lo que lleva a cosificar el producto de la actividad humana. MB/JM